tag:blogger.com,1999:blog-73135817848005114492024-03-28T20:28:58.417-07:00Luis Miguel Ariza Castro.Luis Ariza Castrohttp://www.blogger.com/profile/15825087057699155469noreply@blogger.comBlogger6125tag:blogger.com,1999:blog-7313581784800511449.post-77647813658402137212023-08-01T09:50:00.000-07:002024-02-09T04:23:33.762-08:00<p> </p><p><br /></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Rockwell",serif; font-size: 18pt; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Rockwell",serif; font-size: 18pt; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> Aanisa, flor de un día<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><o:p> </o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhvX0Ag0X6yGfV3RJavzkladhbj8hUTclOh5HYksE5lKKNgDunbJ8cbm9RsqxGOrnPXcvz-WrbMcg4To0KxGeXGwSTBsmxAy7Go6HpyjkAwxy14g6_707qRbxyZRWFq2q_ES6fkjsZM8iYPmrVWQ3ce_KbSG185XFpnQWHec7s8Hvg38cfWYAzEhFJcmQU" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="525" data-original-width="508" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhvX0Ag0X6yGfV3RJavzkladhbj8hUTclOh5HYksE5lKKNgDunbJ8cbm9RsqxGOrnPXcvz-WrbMcg4To0KxGeXGwSTBsmxAy7Go6HpyjkAwxy14g6_707qRbxyZRWFq2q_ES6fkjsZM8iYPmrVWQ3ce_KbSG185XFpnQWHec7s8Hvg38cfWYAzEhFJcmQU" width="232" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Por: Luis Miguel Ariza<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Anoche
falleció Aanisa. Era una niña de ojos bellos y silencio en los labios,
acostumbrada a casi todos los pesares de la vida, especialmente a las
explosiones de volcán que de repente despierta de los fragores de la guerra
casi todos los días, y así mismo se acostumbró a esconderse, asustada, porque
los centellazos de espanto llegaban, a veces, hasta la puerta de su vivienda de
la misma forma que un alocado tornado hace desastres impredecibles en la calle.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Ya
había dejado de soñar. Hacía mucho tiempo no lo hacía. Sus sueños siempre
fueron pletóricos, llenos de esperanzas reivindicatorias, después se fue
quedando sin sueños, como una llama viva que, al finalizar, languidece y luego
oscuridad. Así murieron los sueños de Aanisa. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Todos
los días era el mismo selelé. Bombas, sirenas, espanto, invocar, huir. Las
amigas habían desaparecido. No sabía si se habían marchado como tantos otros o
les atinaron como a Amina. Un día vio cómo Amina, que era la más confiada y les
infundía esperanzas, Esto acabará, no durará toda la vida, les decía animosa, y
ellas le creían con sinceridad, un día vio que se evaporó detrás de una columna
de humo que se elevó hasta el cielo, llevándose a Amina, su casa y su familia,
dejando un hueco en donde antes estuvo la casa de su amiga, donde caían piedras
como lluvia, como si la explosión también hubiera destortillado al cielo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Por
qué Aanisa no lloraba, era la pregunta de su madre, que sí lloraba en silencio,
Quien no llora en la tragedia es porque vive llorando por dentro, como una
fuente inagotable, pensaba. Y temía que un día esa fuente se quebrara y
arrasara con Aanisa, su única esperanza. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Cuando
Aanisa dejó de soñar, llegó a creer que así era la vida, sin más vueltas, por
lo que era incomprensible que desease que fuese diferente. Un día intentó reír
y no pudo. El llanto y la risa se habían fundido en su carácter formando una
mescolanza extraña en su mirada de pajarito desilusionado. Extraño que un
tierno cervatillo mirase con violencia. Una vez llevaron uno, cuando la guerra
no era la novedad, sino un rumor que bien podría ser falso, y a ella le impactó
la mirada asustada del animalito, Mira como arrepentido de vivir, dijo. Ahora
que no soñaba, sentía que miraba como el cervatillo del otro día.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">En
uno de estos torbellinos murió su padre, un hombre flaco, de mirada dolida,
apegado a las esperanzas, lo mismo que su hermano menor. La muerte de esa
manera se toma con otra clase de sentimiento, todos combinados con dolor e
impotencia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Los
hermanos mayores fueron absorbidos por esa guerra que no era con ellos. Un día
llegaron soldados y se los llevaron casi sin pedir permiso a nadie, como dueños
de ellos, y ahora andaban por el mundo matando gente sin saber por qué ni para
qué. O tal vez ya les habían atinado a ellos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Para
Aanisa su esperanza es que todo aquello pasase, que por fin hubiese calma
después de la tempestad. Llevar a su madre para que sea curada de sus heridas y
así ayudarle a sobrellevar el dolor del cuerpo, porque el del alma era
imposible arrancárselo. Ella no entendía nada de lo que sucedía; le habían
pintado la guerra de tantas maneras y en todas había una conclusión: Eso no
justifica la guerra.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;">Al
parecer, para Aanisa las cosas estaban mejorando, el mal momento pasaba, la
lluvia de relámpagos y truenos aminoraba, se alejaba. Su madre se reponía y
ella sospechaba que podría haber algo bueno detrás de la guerra, como cuando
las tormentas de arena del desierto se apacentaban después de semanas de
torturarlos. Y murió en ese estado de fe. Nunca supo qué sucedió. Los que
quedaron vivos tampoco, pero un hombre, a miles de kilómetros, recién
posesionado como presidente del único país cuyos presidentes necesitan una
guerra y un conflicto para gobernar, decía, satisfecho, Hemos lanzado la madre
de todas las bombas para preservar nuestra población. Nadie entendió en qué
perjudicaba personas como la bella Aanisa al que ordenó lanzar el artefacto
contra su población, sólo se sospechó que era otra etapa de la egolatría del
tipo que quería demostrar que podía ordenar detonar bombas y matar miles de
personas donde quisiera, sin que nadie le impida dormir plácido, convencido que
era el hijo preferido de Dios que se portaba como diablillo travieso con el
fin de impresionar a sus enemigos, obviamente, protegido por cientos de guardas
atrapados en las mismas que los hermanos de Aanisa.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%;"><span face="Arial, sans-serif"> Imagen de: https://noticias.canal10.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%;"><span face="Arial, sans-serif">arizacastroluis@gmail.com</span></p><br /><p></p>Luis Ariza Castrohttp://www.blogger.com/profile/15825087057699155469noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313581784800511449.post-83908319692745051452021-12-20T05:20:00.005-08:002023-06-14T04:44:37.558-07:00<p> </p><p><br /></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Rockwell",serif; font-size: 18pt; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> La
Creación <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Rockwell",serif; font-size: 18pt; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjitKN1Bu13PyV49u5HbmYHEleQxqP3E28QChcb3V5xb6sfuRQKOmcTda41uRJhndb9T4I3X_bZRIyRjRgzOgXvv0iekpNd7YFW6Zem29iZmztwbNRJzmIP683sk12vkLHMHZ4JfPvY4RQ/" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="700" data-original-width="494" height="296" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjitKN1Bu13PyV49u5HbmYHEleQxqP3E28QChcb3V5xb6sfuRQKOmcTda41uRJhndb9T4I3X_bZRIyRjRgzOgXvv0iekpNd7YFW6Zem29iZmztwbNRJzmIP683sk12vkLHMHZ4JfPvY4RQ/w289-h296/image.png" width="289" /></a></div><br /><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 150%;">
Y Dios casi había consumado la Creación y vio que todo era bueno.
Hagamos al hombre, dijo, Lo haremos a nuestra Imagen y Semejanza. El plural
indica que había otros seres Celestiales con Él. Algunas religiones dicen que
eran sus hijos, Jesús y Sata, el ángel de luz, otros que las tres Divinas Personas,
los más prácticos que la dualidad de todo lo que existe en el Universo, los
máximos representantes del bien y el mal, lo que deja la duda de si serían
los mismos con diferentes designaciones. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 150%;">
¿Qué fue eso que le pusiste allí?, preguntó el esbelto Ángel, que a
todas luces se sabe es el más intrépido y atrevido del reino Celestial, Me
sobraba un poco de arcilla, contestó Dios, No era conveniente dejarla por ahí,
no sea que caiga en manos necias y hagan cosas que no están dentro del orden.
Sata no se dio por aludido, aunque sabía que era con él, Ya no es a nuestra
Imagen y Semejanza, refutó. Es la perfección, dijo Dios, eludiendo la impertinente
encerrona, Les daré una oportunidad de agregarle algo más y de ejercer control
sobre el mismo, como he hecho con toda la Creación, pero después ya no se le
podrá quitar ni agregar nada. Vivirán y morirán así. Sólo tengan en cuenta que
lo que pidan, lo mismo tendrán todas las especies vivas en este mundo. Es feo,
insistió Sata, Tiene cosas demás y es débil. No se le puede llamar hechos a
Imagen y Semejanza porque si dejan crecer sus uñas, el cabello y nunca se lavan
los dientes sí que parecerán verdaderos demonios, digo, monstruos. Se pasarán
la vida peleando contra esto para aceptarse. ¿Y si le quitas cosas? Tal vez
un brazo, un ojo o una pierna, es posible que así apruebe tu invento. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 150%;">
Dios, que todavía guardaba esperanzas en que el hijo descarriado alguna
vez reivindique el camino, dijo, Así se quedará. Feos quedaron tus moldes de
otros seres y aun así les di vida. Lo que me costó concentrarme para dar vida a
todas las especies abisales y algunas terrestres. Dizque arañas y serpientes.
Dios no estaba enojado porque Él no se enoja fácilmente, pero sí fastidiado por
las travesuras casi infantiles de su hijo Sata. Por eso prefería a Jesús, que
era bien mandado y nunca replicaba. Es diferente, contestó el hijo
desobediente, que bien respondón sí era, El barro me da náuseas y Tú dijiste
que jugara a hacer figuritas, No es gracioso un venado con el fósil calcáreo
de un árbol en la cabeza, contestó Dios, Ni la mata de yuca andante que llamas
pulpo. Hay mucha vida en cosas inverosímiles. Después arreglamos eso con
evolución, ahora vamos a lo que nos concierne. Díganme lo que desean agregar,
empieza tú, Jesús. Este miró con beneplácito la obra del Creador; dijo, Ponle
bondad, ternura, amor, paz. ¡Párale! Dijeron una opción, atajó Sata, No se te
puede pedir nada porque se te va la mano. A ver, qué le pondrías tú, dijo
Jesús, algo molesto con el molesto hermano. Sata hizo un gesto de ceja
levantada acompañada de una sonrisa infernal, ¿Si pido lo que deseo no se lo
quitarás? Dios respondió, No he quitado lo que pidió Jesús, no he quitado lo
que has hecho hasta ahora. ¿Alguna vez me he retractado de mi palabra? Bien,
dijo Sata, Quiero que le pongas hormonas. La petición causó sorpresa entre Dios
y Jesús. Les pareció ingenua y hasta estúpida, pero sospechosa. Siempre será
una incógnita lo que esté fraguando el diablillo travieso. Sin embargo, Dios
cumplió. Ya están las hormonas allí, y en todas las especies, ahora le daré
vida. Hizo un gesto con los labios de quien sacude polvo y el hombre se levantó,
miró con el azoramiento del que sale de un desmayo. Dios y Jesús estaban
complacidos; el rictus desdeñoso de Sata se confundía con la impactante
expresión de su rostro. No se sabía si lo hacía por burla o porque él era así.
Era hermoso de cabo a rabo y todos sabemos que la hermosura tiende a pasar por
alto ciertas reacciones, y más algunos comportamientos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 150%;">
¿Por qué estoy solo?, fue lo primero que expresó el hombre. ¿Solo?
Estamos nosotros y todos los animales de la Creación, no estás solo. Todos
tienen una compañera, ustedes se irán luego, lo veo en sus caras, yo estaré
solo. Dios y Jesús se dieron cuenta del dilema. Y tuvieron una visión clara de
lo que acontecería. Sata no daba puntada sin dedal. Ahora estaban seguros que
era maligna sonrisa lo que desdibujaba su rostro angelical. Las hormonas
desquiciarían a todos, pero más al hombre por recibir la potestad sobre todo
lo que había en el Planeta. Sin embargo, no era ese el problema. El barro se
había acabado. Amasar nueva pasta implicaba nuevos seres, nuevos órganos, no
concordaría nunca. Te haré una compañera de tu costilla, fue la solución más a
la mano que encontró Dios, Duerme un poco. Jesús intervino, Acuérdate que
saldrá con hormonas. No pararán hasta que acaben con la Creación. No hay de
otra, dijo Dios, Mi palabra no puede ser desvirtuada. Comerán del árbol del
conocimiento y no sabrán cómo utilizarlo, pensarán que lo bueno es malo y lo
malo es bueno y estarán perdidos con enseñanzas filosóficas mezcladas con las
Escrituras y vivirán convencidos que nacieron para el placer, Habrá,
entonces, que crearles un plan de
salvación, respondió Dios, solucionando la cosa de una vez, Pero eso será otro
día, estoy cansado. Terminemos esto y luego que repose miramos cómo va la
cosa. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 150%;">
Y La mujer despertó con el mal humor de quien se levanta antes de hora,
vio al hombre dormido a su lado y, con toques sutiles, pero decididos, dijo, Mi
amor, levántate, tienes mucho trabajo que hacer. Dicen las Escrituras que Dios
acordó un plan con Jesús al ver el descontrol por el que se encaminaba su
Imagen y Semejanza, Irás a la tierra y dejarás un mensaje, Si siguen en esas me
veré obligado a quitarles las hormonas y de una vez, y para siempre, romperé
mi promesa. Pero Jesús no fue tan severo. El mensaje que dejó fue de amor, paz,
bondad y vida eterna si le paraban al asunto. Sata hizo un gesto, Ya estamos
en la misma, haciendo planes sin tener en cuenta a los demás. Nada de eso se
les puede quitar. Envejecerán y morirán con ellas. Si me envías a la Tierra,
yo arreglaré la vaina, porque así como van serán peores que yo, dijo Sata,
aterrándose estremecido y con los pelos de punta por su premonición. Dios,
pensando que Sata, por fin se encarrilaba, dejó que tomase cartas en el asunto
y se fue a descansar, confiado, porque Dios siempre confió en todos los seres. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; line-height: 150%;">
El plan de Sata fue sencillo: tomó las hormonas y las revolvió. Cuando
Dios despierte de su siesta no podrá creer lo que encontrará. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"> Tomado del libro: Un cuento de tres, Luis M. Ariza C. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;">arizacastroluis@gmail.com</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;">Iamgen de: https://formacionpastoralparalaicos.blogspot.com.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Rockwell",serif; font-size: 18pt; line-height: 150%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";">
</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"> </span></p><p>
</p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 13pt; line-height: 115%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p> </o:p></span></p><br /><p></p>Luis Ariza Castrohttp://www.blogger.com/profile/15825087057699155469noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313581784800511449.post-45784703552227717002021-05-06T14:42:00.004-07:002023-08-03T04:29:42.555-07:00<p> </p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 22pt; mso-ansi-language: ES;"> </span></i></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 22pt; mso-ansi-language: ES;"> </span></i></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span face=""Arial",sans-serif" lang="ES" style="font-size: 22pt; mso-ansi-language: ES;"> 80 horas de silencio</span></i><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 22pt; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6WutsquHtUrmkUujmaaNJfp38lecQesT2WcHFNrAksl-ZHYIutvctGvSKUZ0Jb87HDdrv-PmZVJ8YdPof2Apg2jgx1neMIqDdMRV4Dk1FlPTYBKZGWSwcL32BbPcDpMK2OzIrCOnN8P8/s946/BJTSRB73Q5H45DVFYVNVG6DYSY.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="630" data-original-width="946" height="264" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6WutsquHtUrmkUujmaaNJfp38lecQesT2WcHFNrAksl-ZHYIutvctGvSKUZ0Jb87HDdrv-PmZVJ8YdPof2Apg2jgx1neMIqDdMRV4Dk1FlPTYBKZGWSwcL32BbPcDpMK2OzIrCOnN8P8/w320-h264/BJTSRB73Q5H45DVFYVNVG6DYSY.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; tab-stops: 7.1pt 14.2pt; text-align: justify;"><strong><span style="font-size: 13pt; line-height: 115%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></strong><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">E</span></strong><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">l asunto empezó a descontrolarse
en la tarde del domingo. Desde la mañana, Abimael vio que despuntaba un día
brillante que entraba por la ventana a través de las ramas del mango del
frente, que se remecían pausadas, como bailando. Va a llover, pensó.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Sin embargo, el día transcurría como
transcurren los domingos: calurosos, bullangueros, fastidiosos. Uno no debe
bañarse los domingos, sonrió, mientras se reacomodaba a la rutina de un día
igual a todos los domingos de su vida.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Fue al supermercado. En una canastilla
recogió dos bolsas con panes, un frasco de mermelada, un sobre con tres
cuchillas de afeitar y tres pendejadas más. Luego fue a la farmacia y tomó el
periódico. Lo ojeó mientras se dirigía al cajero del restaurante porque
atienden con mayor prontitud, aunque sólo estaban activos alimentos y cosas pequeñas
como las que acababa de meter en la canastilla. Los cajeros de adelante estaban
llenos, eran demorados y, como caso recurrente de su sospechosa mala suerte,
al llegar, la niña de la caja prende la luz que indica que suspende el servicio
porque tiene una anormalidad. La espera para pagar arroja fastidio y se sale
con una sensación de frustración que tarda en desaparecer. <o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Abimael no supo que el periódico le salía
regalado no porque el dueño del supermercado tuviera signos puntuales de
filantropía por alguien que compra panes y maricadas que puede comprar en la
tienda de la esquina, sino porque en el área de restaurante y comida no tenían
codificado prensa ni revistas como artículos de primera necesidad. Obviamente,
la cajera estaba convencida que Abimael había pagado el diario en farmacia y por
esa razón no lo facturaba. Él lo ponía en la mesa junto a los demás artículos por
simple protocolo, esperando que fuese facturado. Abimael no lo supo porque al
igual que otras personas, no tenía la precaución de revisar la tirilla de la
facturación, daba por descontado que todo estaba correcto. La entregaba al
vigilante a la salida, este colocaba el correspondiente chulito de revisado y
al caneco de la basura. Si algún día fuese descubierto, sin duda estaría en
aprietos por robo, aunque a su favor tenía la inocencia de no conocer las
distribuciones internas del supermercado. Ellos son los que deben taponar todos
los agujeros por donde puede escaparse el dinero del dueño.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En la tarde nadie soportaba el calor, que
era como una lona húmeda, pesada, encima de los hombros de todos. Un aire tan denso
que la gente parecía estar inmersa en una burbuja de gelatina, ahogaba al respirarlo.
Abimael recordó su vaticinio de la lluvia cuando el brillo del día fue
desplazado por una cortina gris que llenó de un hálito fresco toda el área. No
eran las mismas nubes gordas y sucias de otras tardes, que traían temerosas
tempestades, sino unas lisas y sin forma que se apoderaron de todo dejando el
ambiente triste. Entonces se desmigajó el primer aguacero del año. Fue un
sereno apacible, uniforme, que alborotaba los oídos con ese sonido disparejo de
miles de patitas de patitos en bailoteo sobre calamina. Luego se detuvo así
como empezó, dejando todo lavado, más verde el verde polvoriento de las hojas
de los árboles, los techos mojosos quedaron con un aroma a limpio y el aire
más nítido, aunque el calor hizo estragos. Se fue la luz.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Momentos después escuchó a su mujer, que despotricaba
por teléfono como lo hacía siempre que se marchaba el servicio eléctrico,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Cada vez que llamo a estos hijos de puta para
informarles de un apagón, me hacen un cuestionario como si me fuesen a dar empleo,
dijo, alterada.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; tab-stops: 14.2pt; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Para Abimael aquello no era
nuevo. Ella agarraba unas rabietas de espanto, se cagaba sobre cien para
terminar vencida, reportando la suspensión del servicio de la manera como
solicitaba la empresa. Y la respuesta protocolaria y piadosa de siempre de
parte de una voz experta en excusas al otro lado de la línea: Una falla no
determinada. El servicio será restablecido de una a tres horas. Cosa que pocas
veces sucedía.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En la noche conversó por teléfono con un
amigo de infancia de su lejano pueblo, con quien seguía manteniendo contacto.
Por boca de Tino supo que Rafita estaba hospitalizado por culpa de uno de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>esos retortijones sorpresivos que le
atacaban desde niño, que lo dejaban seco, como si le absorbieran todo el aire
de un tirón, Esa va a ser la muerte de Rafa, dijo, No, no hay luz, se fue desde
esta mañana, Sí, siempre es lo mismo, en algún momento deberá regresar y todos
seremos felices de nuevo.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Pero amaneció el lunes y el servicio no fue
restablecido. Su mujer iba de mal en peor. Pasé mala noche, dijo, No me
dejaron dormir los mosquitos, el calor, la bulla. Abimael cayó en cuenta que
la bulla a que ella se refería no era más que el vacío en los tímpanos que
dejaba la ausencia del servicio eléctrico. Que los oídos, acostumbrados al
bullicio cotidiano, se resentían al no encontrar algo que oír, por eso
rescataban cualquier ruido, un ratón en la cocina, chancletas caminando sobre
el pavimento en la calle, una moto a lo lejos, un vehículo esporádico, voces en
la oscuridad, para llenar el espacio debido a la falta de ruido eléctrico.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Los desmanes empezaron en la tarde del
martes. Un día sin luz eléctrica es insoportable para vivir dentro de la
dinámica establecida por Dios en las ciudades, pone los nervios al alcance de
las angustias, dos días son la exageración. Y eso fue lo que sucedió. <o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Empezaron a llegar noticias de que los
moradores del lado de la Circunvalar habían cerrado la vía y encendido
llantas, quemaban petardos y protestaban, airados; que ahora se le sumaron los
del lado de la calle Murillo, por el sector del barrio las Moras; que el asunto
empeoraba porque por los lados de la autopista al aeropuerto no sólo habían
bloqueado la vía, sino que la emprendían contra todo lo que se moviera porque
tenían cinco días sin luz, virgen santa, que habían suspendido el servicio de
transporte público masivo para empeorar las cosas, algo que se entendería como
si se solidarizaran con la revuelta, pero sólo era para proteger la inversión
intocable de los inversionistas intocables de la ciudad. <o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; tab-stops: 14.2pt; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Era una revuelta masiva, desordenada,
motivada por la excusa de la falta de fluido eléctrico, aunque podría tener raíces
en eventos más profundos que nada tenían que ver con el apagón. La opresión tiene
la particularidad de parecer olla a presión a fuego lento, llega un momento en
que no se puede hacer nada por evitar que explote. La falta de electricidad era
una excusa para darle gusto al desorden. <o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; tab-stops: 14.2pt; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Los rumores vagaban sueltos de
madrina, que esta vez no era como aquella revuelta de risa que armaron los
moradores de un callejón sin salida por donde nunca pasaba ningún vehículo, quienes
al ver que su iniciativa sólo sirvió para quedar en ridículo y para que se
armaran trifulcas entre los vecinos, decidieron apalear hasta la muerte al
joven que se encargaba de tomar los apuntes del consumo de los contadores eléctricos,
tal vez convencidos que así se desquitaban de lo que consideraban un atropello.
Que la ciudad estaba sitiada, que ya iban no sé cuántos muertos y heridos,
que el mundo se estaba acabando. Las especulaciones iban, venían, dejando la
sensación de que el mundo realmente empezó acabarse. <o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; tab-stops: 14.2pt; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Abimael tuvo que corregir a
su mujer cuando afir</span></strong><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">maba, envalentonada, que esos sí eran revoltosos de verdad, que
someterían a la mierda de gobierno y que pondrían la luz a la brava. No son revoltosos,
respondió él, Sino una recua de desordenados que no sirven para armar una
revolución.</span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Era impresionante la aptitud de las personas
con la falta del servicio, como si su vida dependiese de ello; una lámpara
alumbrando tenue en la calle, una luz blanca, artificial, en las casas, un radio
encendido, un televisor, toda clase de cherembecos conectados al circuito. Ni
más ni menos que la matriz que determina la vida. <o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Aun así, con todo y revuelta, el bendito
servicio eléctrico no regresó. Ni con todo el griterío y el desorden y los
maullidos de las sirenas ni los espantos de los disparos en la oscuridad la
noche del martes, no se sabe si de policías o bandoleros, o de ambos, ni las
explosiones secas de bombas tiradas quién sabe por quién ni contra quién,
lograron que las cosas volviesen a la normalidad con el retorno de la luz.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Algún día cada casa, cada lugar, tendrá su
propia fuente de energía sin que se tenga que recurrir a estos alambritos inestables,
dijo Abimael. Sí, pero mientras tanto nos jodemos con el calor otra noche,
ripostó su mujer, colérica, mandándolo casi a callar. Los hijos atizaban aquel
ambiente enrarecido por esa vaina que no se ve, pero que había hecho de la vida
su dependencia, porque sus aparatos electrónicos se habían descargado. Ahora sí
que sentían que quedaron desamparados, en la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>completa orfandad. Su hijo menor se había sorprendido porque el
teléfono móvil de Abimael todavía tenía casi toda la carga. Sencillo, contestó,
Sólo lo utilizo para llamar o recibir llamadas, nunca espero que se descargue
por completo para recargarlo, lo mantengo en modo ahorro y no le doy dedo
como sumadora de contador público. Esa es la ventaja de ser viejo.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Tú estás loco, ripostó el hijo cuando
Abimael se trenzó en una perorata científica de que los jóvenes no sobrevivirían
si el mundo se apaga como en el principio de los tiempos, sin el ruido que se
deriva del consumo de electricidad.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En la noche la esposa soñó con una casa vacía
en un campo lleno de flores negras. Despertó bañada en sudor, buscando
significado a la premonición de las flores negras, sorprendida por el canto de
un gallo en la lejanía que gritaba las cuatro de la mañana, a servir el tinto,
mira, coge esa totuma que se derrama la leche, que todavía hay un gallo vivo
en una ciudad donde sólo se sabe de pollos en el refrigerador. Entonces despertó
pensando que soñaba que soñaba, maldiciendo en silencio a todo mundo por los
pesares de los disparates que se le venían a la mente por falta de tranquilidad
al no haber luz eléctrica.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El
miércoles fue igual. Calor, silencio, angustia, desazón. En la mañana
aparecieron unos tipos en vehículos particulares ofreciendo bolsas con hielo
en cubitos que vendían al triple de su valor en el centro comercial. Todos
querían una o más bolsas en una<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>rebatiña
de niños en piñata que duró pocos minutos. Se acabaron en un abrir y cerrar de
ojos, como se dice cuando algo ocurre con más rapidez de la esperada, mientras
que un extraño aire de alegría invadió la vecindad por el hielo que parecía
recién inventado. Hasta la mujer de Abimael, quien sufría en carne viva el
percance, sonreía complacida por las dos bolsas que su esposo traía por los
cabellos como el cazador trae el resultado de la caza.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Las especulaciones seguían en aumento.
Algunos afirmaban la hora del día en que se restauraría el servicio, Dizque
llega hoy, a las cuatro. Marcos Pérez, el del noticiero, dijo que no, que los
técnicos dicen que posiblemente el jueves por uno daño en las torres de
conducción originada por explosiones de grupos subversivos. El vecino dijo que
llamó a la empresa y le confirmaron que llegaba con toda seguridad a las ocho
de la noche de hoy. Otro atestiguó lo que dijo un amigo que trabaja esa
empresa, en una subsede en Ayapel, que sólo hasta el viernes habría servicio
porque los equipos obsoletos de la compañía explotaron y los repuestos vienen
de China. El que se creía más sabio aseguró que la empresa sólo tiene el mínimo
de operarios contratistas en la calle para el mantenimiento externo en una
ciudad que crece con la rapidez de verdolaga, por tanto, no se dan abasto con
el daño masivo que se presentó, que es como si un tren en marcha se hubiera
desarmado por completo. Entonces otro confirmó lo del anterior, que el
desplome ocurre porque los dueños de la empresa de energía decidieron no
reparar los equipos hasta que el gobierno, asustado y presionado, les apruebe
unos financiamientos económicos, que siempre es así. Es que los españoles se
robaron los cables de cobre y estos de aluminio no soportan el clima de la
ciudad, que oxida hasta los pensamientos, adujo el que se creía sabio y siempre
sospechaba de acciones conspirativas por todos lados. Otra vecina se enteró que
no, que el sábado sin falta se corregía el problema porque el repuesto lo
traían de Estados Unidos. <o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Abimael, quien había tomado apacible
aquella circunstancia, quizás motivado por lo que él mismo decía, La vejez
que ya no da espacio para las sorpresas, o por su crianza en la provincia,
donde la carencia de todo hace que el cuerpo se adapte a no esperar nada,
afirmó que lo que tenía jodido a este país es que estaba hecho con base a
rumores. La gente se tranquiliza cuando les prometen lo que se hará en unos
días, meses o años. Quizás ya no recuerden qué se prometió y no se cumplió,
pero es suficiente con que se haga la promesa para que las cosas queden en
orden. Las especulaciones son responsables del diario devenir de las ciudades
como esta, azarosa y dada a los aspavientos.<o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Por la noche su mujer ya no tenía fuerzas
para pelear más, aunque sus peleas sólo eran rabietas personales contra
fantasmas que, posiblemente, no existían. Desde que se marchaba el servicio
eléctrico, algunas veces únicamente por horas, entraba en trance, cambiaba de
color como el camaleón, como pistón de caldera con aumento progresivo de presión
hasta casi explotar. No explotaba, pero despotricaba sin parar y le hacía la
vida de cuadritos a quienes estuviesen cerca. <o:p></o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Ahora
estaba como aletargada, tirada a la bartola </span></strong><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">en el piso de
la terraza, vencida, porque las noticias que escuchaba no eran alentadoras. De
un momento a otro, la rutina cambió para todos, dormían en los sardineles o las
terrazas de sus casas, comían a media calle, en las aceras o sentados bajo el
palo de mangos, siempre comentando los acontecimientos de la revuelta, que
únicamente fue un joven herido y otro asesinado, que la turbamulta había destrozado
las estaciones del servicio de transporte urbano, dañaron el pavimento con
llantas encendidas, que los asaltantes hicieron su agosto, que los desmanes
seguirían si no regresaba esa bendita droga, que no soportarían los cinco días
que dicen que vivió el barrio aledaño al aeropuerto, que el gobierno pensaba
enviar al ejército a la calle, que la ciudad era un caos. </span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Esos desmanes son como si golpearas a la
vecina porque estás enojado con tu esposa, pensó Abimael, pero no se atrevió a
comentar para no importunar a la tigresa que estaba sosegada, apacible,
embelesada, drogada, como si por fin se hubiese domesticado al nuevo sistema de
vivir sin servicio eléctrico. Entonces estalló un grito unánime, de júbilo. Fue
grande, unísono, como cuando el equipo local hace el gol del gane en el último
minuto en un estadio abarrotado: Había regresado la luz.<o:p></o:p></span></strong></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">arizacastroluis@gmail.com</span></strong></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; font-weight: normal; line-height: 115%; mso-bidi-font-weight: bold;">Imagen de: </span></strong><span style="text-align: left;"><span face="Arial, sans-serif">https://www.elespectador.com/noticias.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><span face="Arial, sans-serif"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><span face="Arial, sans-serif"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><span face="Arial, sans-serif">(c)Luis M. Ariza.</span></span></p>Luis Ariza Castrohttp://www.blogger.com/profile/15825087057699155469noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7313581784800511449.post-51426336976209423192021-04-19T12:45:00.014-07:002023-12-23T12:47:52.169-08:00<p> </p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; color: #1d2129; font-family: "Rockwell",serif; font-size: 18pt; line-height: 200%; mso-bidi-font-family: "Times New Roman";"> Tobías Ariza<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJ-cgqTfHILVIjv_57E1lUi3NrRCj7y1c7rYbnw18oJDBqzr3_c7AJ-6o37HpZ-m1Nsx-FI5GzJpf_mFwZmO8ry6Y48tO3baH8kukXKZC3_Hl5LBRmObSA3QAMCnyD9C0mBI8qV9bvpuY/s724/Casa+de+mis+abuelos+en+el+barrio+el+Prado.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="540" data-original-width="724" height="278" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJ-cgqTfHILVIjv_57E1lUi3NrRCj7y1c7rYbnw18oJDBqzr3_c7AJ-6o37HpZ-m1Nsx-FI5GzJpf_mFwZmO8ry6Y48tO3baH8kukXKZC3_Hl5LBRmObSA3QAMCnyD9C0mBI8qV9bvpuY/w351-h278/Casa+de+mis+abuelos+en+el+barrio+el+Prado.jpg" width="351" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Casa de los Ariza en el Viejo Prado, Barranquilla</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><span style="background: white; color: #1d2129; font-family: Rockwell, serif; line-height: 200%;"> </span><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: Rockwell, serif;"> Autor: </span><span style="color: #1d2129; font-family: Rockwell, serif; font-size: medium;"><b>Luis Miguel Ariza</b></span><div><span style="color: #1d2129; font-family: Rockwell, serif; font-size: medium;"><b><br /></b></span><div><p></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><b><span style="background: white; color: #1d2129; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"> </span></b><b><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">C</span></b><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">uando lo conocí, tenía
la apariencia cansada que tienen los ancianos y la paciencia que dicen tuvo Job
para las derrotas. Y a diferencia de Job, Tobías Ariza murió con la frustrante
sensación de que toda su vida le fue robada.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Su niñez la pasó bajo la protección de su tío, Don
Julián Ariza Palma, ganadero, terrateniente y hábil comerciante, se dice que
descendiente de judíos sefarad emigrados del País Vasco, casado con Mariana Barandica
Charris, también hija de descendientes de la misma área. Tuvieron seis hijos,
aunque la historia habla de otros fallecidos antes que Manuel de Jesús, el
mayor vivo, lograse superar la etapa de abortos espontáneos.</span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Se dice que Julián Ariza Palma ayudó la causa
liberal cuando la Guerra de los Mil Días, proveyendo enseres y remesas para los
combatientes a través del Puerto de Giraldo, en el río Grande de la Magdalena,
donde hoy día existe el prospecto municipio de Puerto Giraldo y donde ya no hay
un puerto. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Tobías Ariza estuvo presente la noche lluviosa en
que llegó un grupo de guerrilleros liberales en busca de alimentos y otros
enseres, quienes dejaron en manos de su tío Julián la custodia de varios kilos
de oro en barras pesadas camufladas en un tinajón para agua, junto a un purrón
más pequeño con el mismo metal pulverizado.</span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">En la madrugada, Tobías ayudó a su tío a empacar el
metal en sacos de lona para algodón y volver acomodar el tesoro en sus envases
originales, que permaneció varios días junto a la puerta del patio, ajustada por
las noches con una tranca de madero de uvito, en un rincón donde había ahuyamas
enormes como peñascos, toletes de yuca como troncos y ñames como cabezas
disecadas de hipopótamos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"> Al amanecer
de uno de los tantos días febriles de agosto, acomodaron la carga a los
costados de los sillones de dos burros y el tío Julián, sin decir a dónde iba,
los arreó por delante montando en su mula blanca, donde llevaba un cavador y
una pala.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Nadie supo jamás en qué lugar de una de sus fincas Julián
Ariza sepultó aquella fortuna, pues, se fue solo cuando faltaba algo de tiempo
para que los gallos canten el amanecer que se ve gris en el firmamento colmado
todavía de estrellas vivaces, regresando al atardecer. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Tobías Ariza, con la ingenuidad de su juventud a
pleno, le ayudó a desempacar, colocó el cavador y la pala en su puesto y,
durante mucho tiempo, nadie recordó el asunto del oro de los guerrilleros
porque entonces en casa Ariza había tanta opulencia, que nadie necesitaba de
esas cosas que casi no tenían valor comercial, o las tenían para alguien que
jamás hubiera conocido las incalculables extensiones de las propiedades del tío
Julián, quien, adicional, se portaba como si las riquezas fuesen un evento
natural que llegaban a sus manos porque así lo determinaban los dioses, además,
el hombre no es que fuera un dechado en virtudes hablantinas. Gozaba de un
silencio cimarrón que le daba una aureola de patriarca. Ustedes saben que a ese
hombre hay que sacarle las palabras con cuchara, decía Mariana, su esposa,
cuando uno de los hijos requería algo del padre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Después del armisticio y el ingreso liberal a la
paz, la cosa por fin se olvidó. Las riquezas descomunales de Julián Ariza
sobrepasaban toda imaginación hasta el punto que se cree lograron asidero en la
mente fantástica de un joven de mirada romántica y bigotes negros que andaba
escribiendo vainas por todas partes. Gabriel García Márquez se llamó el joven
y, al parecer, la historia alimentó parte de uno de sus libros más famosos:
Cien años de soledad. Por lo menos hay mucha similitud en varias de sus
historias descritas. </span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Se dice que en casa Ariza no tenían idea de las
dimensiones ni del grueso de las riquezas que rodeaba a todos. Holgazanes por
conveniencia, los hijos vivieron de espaldas a los asuntos de su padre en ese
aire inocente de creer que las cosas las puso Dios para que duren toda la vida,
especialmente la felicidad, razón por la cual se despacharon todo sin que
mediara la cordura en el proceso, mujeres y licor, parrandas interminables, la
vida en pleno gozo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Para Julián padre, el dinero era útil si servía
para compartir con el necesitado, como le enseñaron en la fe católica que vino
con él y sus tres hermanos en el barco que los arrojó en tierras colombianas
cuando, al parecer, la pretensión era Norteamérica, como aspiraba todo
emigrante europeo entonces. Hacer riqueza fue cuestión de decisión y el ímpetu
judío de su sangre primera, ayudar al samaritano, eso ya era parte de su otra
fe. No fueron menos las veces que mandó a matar una res y repartir su carne en
todos los pobres, enviar alimento en físico a las viudas, entregarles
terraplenes de queso para que se lo pagaran como queso, como reza el dicho
popular del queso a crédito. Los terrenos donde nació la pequeña y única
iglesia del pueblo fueron cedidos por él, y mientras se construía, con aportes
suyos en el mayor de los casos, fue utilizada la Quinta, una construcción de
arquitectura española y que por décadas era el símbolo de la opulencia y la magnanimidad,
que había mandado a construir para sus hijos, porque él siguió viviendo en la casa
de bahareque y techo de paja que le había construido a su esposa, con pisos de
baldosas en cerámica que la diferenciaba del resto de viviendas de la población.
Sin embargo, para sus hijos, inmediatos herederos, aquella fortuna fue el medio
para alimentar el ego, la prepotencia y el derroche, pensando que la fuente de
las riquezas nunca se agotarían, como lo pensaban todos. Lo cierto es que el
ganado que ordeñaban hoy no era el mismo que ordeñaban al siguiente día. El
cimarrón doblaba en número a las reses cebadas y para transportarlo de una
hacienda a otra en verano, el proceso duraba hasta diez días en inmensas filas
imparables de cuernos y mugidos. En un tiempo se especuló de veinticuatro
haciendas y, aunque nunca se supo la cifra exacta, los testimonios hablan de
más de una docena, la más pequeña abarcaba casi un municipio completo. Lomas
quemadas, Bonilla, el Salao, Arizona, en alusión al apellido, Orijata, (que se
cree es la descomposición fonética del término japonés origata), San Simón, los
Pendales, Gallegos, en alusión a su pasado en la península Ibérica, Los Campanos,
San Vicente, Sal si puedes, fueron, entre otras, las más reconocidas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Se dice de Gallegos que era tan inmensa que, para
recorrerla, se necesitaban más de tres días, y era donde mayormente se
concentraba el sembrado para las cosechas semestrales y anuales de los productos
básicos de la canasta alimenticia, teniendo Julián Ariza Palma que mandar a
construir viviendas en un punto intermedio de la hacienda para que los
campesinos no tuvieran que perder tiempo yendo y viniendo desde otras
poblaciones a sus labores. Con los años nació allí el corregimiento de
Gallegos, hoy adscrito al municipio de Sabanalarga, aunque inicialmente se
pensó que pertenecía a la jurisdicción del municipio de Manatí por su cercanía
territorial. Las cosechas cubrían extensos territorios y su recolecta abarcaba
varias docenas de hombres. El producido alimentaba a la población de Leña todo
el año, aún en épocas de escasez, a pesar que el grueso era enviado a otras
localidades, incluyendo al municipio capital del departamento, Barranquilla.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Cierta vez Julián Ariza viajó a la capital vestido
como siempre, alpargatas de cuero de res, pantalón y camisa blanca de lona
agreste de saco para almacenar algodón, sobrero palma de flecha y su inseparable
mochila terciada al hombro, donde, aparte de otros enseres, guardaba su paquete
de tabacos, fósforos y una infaltable botella de ron Ñeque, que le daban el
aspecto de un campesino perdido en la inmensidad de una ciudad que creía a
pasos agigantados. </span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">En el concesionario Dieppa, donde averiguaba la
compra de un camión nadie prestó atención por considerarlo un pobre viejo que
soñaba con comprar un camión. Después de muchos preámbulos, como era su
costumbre en los negocios, donde estuvo a punto de ser echado por los
empleados, adquirió el camión con un efectivo que llevaba en la pretina, con la
indulgencia de quien compra un kilo de carne en la tienda, dejando a los del
concesionario impactados al enterarse que el pobre viejecito tenía dinero suficiente
para adquirir el negocio completo con todos los trabajadores, incluyendo al
propietario.</span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">También por esos días adquirió una vivienda en uno
de los sitios más prestantes de la ciudad, el prestigioso barrio El Prado,
fundado por el ganadero D. Manuel De La Rosa y el empresario norteamericano
Karl Calvin Parrish, frente a la mansión de estilo clásico neorepublicano que
años más tarde la convertirían en la afamada funeraria Jardines de los Recuerdos,
al costado donde funcionaron, también, años más tarde, los cines Metros, para
que la familia tuviera dónde llegar cuando vinieran de la población,
especialmente los hijos Juan Manuel y Miguel Antonio, quienes estudiaban en el internado
del colegio de los sacerdotes Salesianos, uno de los colegios más selectos de
la región, frente a la capilla de San Roque, incendiada por una turba en 1948.</span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Una de las características más relevantes de Julián
Ariza era su sencillez, además de su alto sentido de la solidaridad, su temple
liberal traído de tierras españolas y su capacidad para el trabajo arduo. Algunas
veces era confundido con uno de los más de cincuenta campesinos que desmontaban
la tierra donde sembrarían los productos agrícolas de la temporada, porque
macaneaba parejo junto a sus trabajadores. Por eso la sorpresa del comerciante
pretencioso que llegó atraído por la noticia de la colosal fortuna, Qué desea,
fue la pregunta del mismo interlocutor, Me dijeron que el señor Julián Ariza
tiene un ganado para la venta y quisiera saber si él puede venderme algunos
toretes que me faltan para completar el embarque, ¿Y cuántos ha conseguido? El
comerciante se impacientó con el campesino que le ponía tantas trabas con su
preguntadera, pero la decencia es fundamental en toda clase de tratos con
desconocidos, eso lo sabía y lo respetaba, Doscientos, respondió, Me faltan
trescientos. ¿Los quiere todos del mismo color o revueltos? El hombre se
impresionó. No era posible que aquel viejito de mirada severa fuera el mismo
que ostentaba fama de poderoso terrateniente, cuando él esperaba la enorme
aparición de un tipo formidable que imponía hasta con su presencia. Cuando
terminaron de conversar, los doscientos toretes que había adquirido el viajero
se quedaron con Julián Ariza, quien se los remató para otro embarque que
también preparaba, Me los deja allí, donde los tiene guardados, esa finca es
mía.</span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Todo iba bien dentro la normalidad catalogada como
bien de un señor que administraba fuertes y extensas propiedades y equilibraba
la vida entre la riqueza y la pobreza, pero el tiempo, tan sigiloso,
implacable, inexorable, un día sorprendió a Julián Ariza con una enfermedad de
las que le da a todos, ricos y pobres, terminando por llevarlo a la tumba. Allí fue cuando los herederos vieron en
persona el tamaño de la desidia. Nunca se involucraron en las actividades de su
padre y preferían evadir su severidad, que allegarse a lo que más tarde debería
ser el medio de sustento de todos ellos. Y para colmo, heredaron de su madre un
alto sentido del egoísmo, la arrogancia e intolerancia, finalmente terminaron
por despacharse en pocos años aquella colosal fortuna que había cruzado los límites
de la región, empezando porque no tenían exacta noción de las dimensiones de la
misma, creyendo que el dinero aparecía por arte de magia, alocados y hasta
desesperados, si se quiere, en medio de las parrandas desorbitantes o los
amoríos con la doncella recién comprada o hurtada, resolvieron el asunto en una
rebatiña endiablada entre hermanos que por poco termina en tragedia, cuando descubrieron
que Juan Manuel, quien fue el único que estudió derecho y lo llamaban doctor,
pero que años más tarde se descubrió, o se sospechó, que sólo se dio la vida
del flojo suertudo con el dinero que le enviaba su padre a la capital del país,
donde creían estudiaba, fue acusado por sus hermanos de dejarlos en la ruina, y
hasta Miguel, su hermano menor, alcanzó a hacerle dos tiros en medio de los
reclamos, que no lograron el objetivo, gracias a Dios, aunque nunca se supo si
errar fue intencional o accidental, porque Miguel tenía fama de buen tirador y
cuando iba de cacería, siempre traía su camioneta, “toche”, como le decían por
los colores amarillo y negro, llena de muchas especies, armadillos, conejos,
ñeques, guacharacas, guartinajas y hasta tigrillos, entre otros. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Finalmente, Juan Manuel se desterró a la capital del
país, mientras los restantes se repartieron los despojos de lo que quedó. La
casa del barrio el Prado fue vendida por Josefa, una de las dos hembras de los
seis hijos del difunto Julián Ariza Palma, aunque se dice que nunca recibió el
cheque de los ochenta mil pesos que costó el predio porque terminó estafada
como castigo por haber desalojado a su hermano Julián, quien la habitaba con su
mujer, Cielo y sus hijos pequeños, quienes asistieron a la humillación y las
expresiones de satisfacción de Josefa, quien colocaba en su radiola la canción
ranchera, Adolorido, como parte de la burla y que llevó a los hijos, ya
grandes, a odiar de por vida la canción del mexicano Antonio Aguilar. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Total, de la exorbitante riqueza sólo quedaron recuerdos
que se diluyeron con la muerte de los que la vieron y vivieron, incluyendo el
derrumbe de la Quinta, la vieja casona que fue el último bastión de tiempos
idos, y en la posible analogía en la nota del libro del escritor García
Márquez, cuando una fortuna de las mismas dimensiones se diluyó después de un
diluvio de cuatro años en la población de su historia, muriendo sus herederos
en la total miseria, como ocurrió con los herederos de Julián Ariza Palma. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Entonces apareció Tobías Ariza y el recuerdo de los
doblones de oro. La miseria se había apoderado de todos y más en Tobías, quien
no sólo sufrió la desdicha de quedarse sin su protector, sino que nadie de los
herederos indemnizó por toda una vida de labores prestadas como operador de
servicios varios, creyendo que el tipo lo hacía por amor a la familia. Ellos
estaban centrados en su yo categórico y en la rebatiña de quién se quedaba con
la mayor cantidad de bienes, aunque no supieran qué hacer con ellos, que olvidaron
a Tobías, ya casado con Lorenza y con tres hijos, y a los herederos de Samuel,
un hermano fallecido que dejó varios hijos, entre ellos Franklin, quien
recurrió al oficio de acordeonero para subsistir. Ni siquiera sabían del oro,
excepto Miguel, quien sólo vino a relacionar algunos hechos años más tarde,
cuando ya su padre tenía años de fallecido.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Se dice que los doblones de oro en tinajas habían
sido devueltos por Julián Ariza para que los guerrilleros los entregasen como
parte del botín de guerra en el armisticio liberal, otros creían que su
existencia eran fábulas como las que rodean a los ganaderos de la época y sus
misterios, incluso, relacionarlos con convenios subrepticios con el oscuro
dueño de las riquezas en la tierra, los menos no tenían idea de la verdad. Sólo
Tobías Ariza sabía que no era cierto. El oro existía. Recuerdo que tío Julián
se fue en la mula de madrugada y llevó los purrones metidos en sacos de lona, en
dos burros cargados con un cavador y una pala. Obviamente, pocos creían en la
colosal fortuna, incluyendo sus hijos, que no se enteraron cuando la trajeron a
casa, y que durmió en un rincón dos días envueltas en los sacos sobre ñames,
yucas y ahuyamas, excepto Miguel por deducción, pues, cuando su padre estaba
enfermo y al borde de la muerte, le pedía que lo llevara a un sitio específico enmontado
en la finca Gallegos, luego se bajaba del vehículo y le decía, Espérame aquí.
Él esperaba matando pajaritos con una honda y cuidando de alejarse del
"willys", mientras el viejo se perdía unos minutos en la maleza más
allá de un carito pequeño que crecía en el área detrás del jagüey, luego regresaba,
Vamos, le decía, sin especificar las razones ni su hijo Miguel indagar de qué
se trataba la caminata de su padre por el monte. Años después comentaba sobre
el misterio y lo asociaba con el rumor del oro de los guerrilleros, sepultado
por su padre, pero nunca recordó el lugar exacto donde su padre desaparecía
unos minutos, en silencio, porque entonces la maleza crecía con tal frenesí que
era casi imposible recordar un lugar a menos que se señalizara o se tuviera
memoria de animal de monte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Así que Tobías Ariza era el único que sabía del prodigio
que ahora valía una fortuna mayor que la despilfarrada, sólo que hacía tantos
años que nadie recordaba ni tenía idea de la veracidad de la historia, algunos
convencidos que eran fantasías del ahora viejo Tobías, porque no había
testimonio del lugar exacto donde estaba sepultada, aunque ello no impidió que
cientos de cazadores de fortuna aparecieran socavando tierras, horadando en
lugares desconocidos. Sin embargo, convencido que el desconocimiento de los
demás jugaba a su favor, en una cacería callada y denodada, Tobías Ariza se
aventuró a desentrañar, palmo a palmo, el posible lugar donde suponía estaba el
tesoro. Pensaba resarcirse de los años de trabajo en casa Ariza sin que nadie indemnizara
como debió ser, pasó años sumido en su secreto deseo, que ahora parecía una
obsesión, pero la vida le jugó una treta difícil de sortear. El hombre había
envejecido y su mente con él. Perdió el rumbo de las cosas, horadó en lugares
lejos de donde inicialmente sospechaba estaba su redención, lo encontraban
excavando en caminos solitarios, bajo ceibas prehistóricas, en potreros ahora
ajenos, las raíces de una inmensa bonga y hasta desajustó los cimientos de la
vieja casa Ariza, llamada por los locales La Quinta, abandonada hacía muchos
años, horadando el patio y las alcobas. Iba como poseso por todos lados,
hablando en voz alta, la mirada perdida, al borde de la locura, Julián, dime
dónde está, ya basta de bromas, pero el fantasma de su tío nada que le
respondía. Tobías Ariza estaba perdido en un mundo que ya no era el suyo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Un buen día amaneció sin respiración sobre su cama</span><span style="font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"> <span style="background: white;">de tijeras, en un costado de la cocina
de barro y caña brava de su casa en la esquina de la carretera principal de
Leña, los ojos abiertos, al parecer, mirando las estrellas fijamente. Nadie
supo que esa noche su tío, por fin, se le apareció, pero que él no prestó
atención por creer que era uno más de sus sueños recurrentes. Le dijo el lugar
exacto donde estaba sepultada la fortuna olvidada de los guerrilleros. En la
finca Gallegos, cerca de un jagüey seco, bajo las raíces de un enorme carito
que Julián Ariza había sembrado para guiarse, pero que fue cortado y por eso
los buscadores perdían el rumbo.</span> <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;"> Arizacastroluis@gmail.com</span></p><br /><p></p></div></div>Luis Ariza Castrohttp://www.blogger.com/profile/15825087057699155469noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-7313581784800511449.post-5371251100922459402021-04-18T14:21:00.006-07:002023-10-22T07:11:16.750-07:00<p> </p><p><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ2u1nw67RDnGSNSN4kfaDuivaJT7rTj1abEEHFGUY6fI6CMIJc1j27C2FawtIBfHuZpyY48tU1t3-GXj_WqDveFtaAK_BytdNkk9acxDiv42tJ_Goi1U7HnMCD6B3T09R-Z4dymdkLc0/s320/foto.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="320" data-original-width="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ2u1nw67RDnGSNSN4kfaDuivaJT7rTj1abEEHFGUY6fI6CMIJc1j27C2FawtIBfHuZpyY48tU1t3-GXj_WqDveFtaAK_BytdNkk9acxDiv42tJ_Goi1U7HnMCD6B3T09R-Z4dymdkLc0/s0/foto.jpg" /></a></div><br /><span style="font-size: 14pt;"><br /></span><p></p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcBb5bxZBUdQYtaTsyU9H1qoba0exkjvK4hOs5k8nta2dUQNl9G-NPY3a3ITzBo_4FdV43wTRAUT8y2GaT1HHr8DBhUK_urs11ZaY8RjPLpkTEErH76RJQxHuTLjMcm2izOs2WdjgCu94/s960/20374545_1522674191124831_973085094258121620_n.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="960" height="331" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcBb5bxZBUdQYtaTsyU9H1qoba0exkjvK4hOs5k8nta2dUQNl9G-NPY3a3ITzBo_4FdV43wTRAUT8y2GaT1HHr8DBhUK_urs11ZaY8RjPLpkTEErH76RJQxHuTLjMcm2izOs2WdjgCu94/w432-h331/20374545_1522674191124831_973085094258121620_n.jpg" width="432" /></a></div><span style="font-size: 14pt;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Luis Miguel Ariza C, nacido en el corregimiento de Leña, en el
departamento del Atlántico, Colombia, el 27 de julio de 1963. Casado con
Rosmery Balza Dederlee, de cuya unión tienen tres hijos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Dedicado al oficio de
la escritura desde muy joven, aunque no lo hacía por el apasionamiento de
publicar, sino para recrear la mente, como quien patea un balón sin dedicarse
de lleno al fútbol.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Apasionado de los
dulces y enemigo de las dietas por la excusa válida de que sólo vivirá una vida
y no la pasaría con hambre, menos dándole gusto a los dietistas que no aplican
la regla con ellos. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">No es dado a imponer
criterios a nadie y piensa que el mundo lo debe cambiar la juventud, pero antes
ellos deben evadir los engaños e ilusiones que deriva de la juventud cuando
se cree que es eterna. De su cosecha como autor se desprende una serie de
cuentos, poemas, una crónica y cuatro novelas totalmente corregidas para
edición. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-CO;"><o:p></o:p></span></p><p>
</p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">La temática de sus
trabajos, especialmente las novelas, giran con base a símbolos que de una u
otra forma, son parte del diario acontecer de la vida. Opuesto rotundo a </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">toda forma de
maltrato contra la mujer, el tema básico de sus novelas y algunos cuentos, es
la violencia que sufren como cultura en muchos países. Algunos cuentos están
relacionados con su época de juventud en Leña y se combinan elementos ficticios
con anécdotas personales. Su poesía la describe como jodidamente reflexiva y
el amor y sus tristezas son la nota predominante.<o:p></o:p></span></p><div><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></div><div><span style="font-size: 14pt;"><br /></span></div><div><span style="font-size: 18.6667px;">arizacastroluis@gmail.com</span></div><div><span style="font-size: 18.6667px;"><br /></span></div><div><span style="font-size: 18.6667px;"><br /></span></div><div><span style="font-size: 18.6667px;"><br /></span></div>Luis Ariza Castrohttp://www.blogger.com/profile/15825087057699155469noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7313581784800511449.post-72920674146626663382021-04-18T13:41:00.004-07:002023-06-13T05:34:10.239-07:00<p> </p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 16pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 24pt; mso-ansi-language: ES;">Invierno de Rosa<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9NMuFd2d4gAsfID7GtMMLgDyNdsGWgIXk7NywhQNgZavNKsF913MObq4f9BF0r2lqP6HRf_vf2vLviqkYyVc5Pn8-hk4FmASe0HS8igJGdpV6o-TvBb3423cl4lpxwBIqy8e8rJ8aqTc/" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="295" data-original-width="236" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9NMuFd2d4gAsfID7GtMMLgDyNdsGWgIXk7NywhQNgZavNKsF913MObq4f9BF0r2lqP6HRf_vf2vLviqkYyVc5Pn8-hk4FmASe0HS8igJGdpV6o-TvBb3423cl4lpxwBIqy8e8rJ8aqTc/" width="192" /></a></div><br />
<o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><o:p><span style="font-size: 12pt; font-weight: normal;"> </span><span style="font-family: arial; font-size: medium;"><span style="font-weight: normal;">Autor: </span>Luis Miguel Ariza</span></o:p></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><strong><span style="font-size: 12pt; font-weight: normal; mso-bidi-font-weight: bold;"><o:p> </o:p></span></strong></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;">Llamó para felicitarme. </span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Me habló de nuestros recuerdos, de nuestros amores, que nunca existieron
como ella lo creyó. De lo intensa y dolorosa de nuestras pasiones. Fue
estupendo volver a saber de ella, así sea a través<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de la lejanía indefinida de una llamada.
Igual, también se me quebró la voz al escucharla.</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Por la ventana vi que nacía un sol brillante, intenso, que el mundo
volvía a vivir después de una semana gris donde octubre se desgajaba lloroso
por el alero, caía sobre las hojas y se desparramaba húmedo sobre el suelo
oscuro.</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Amarla fue el peor de mis dolores. O quizás no la amé. Sólo el recuerdo
de una vida hecha a pedazos, la costumbre, hicieron que me apegara a ella como
se<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>apega la raíz a la tierra infértil. Ese
era el amor de entonces.</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Noté que también lloraba al colgar y traer, con esa voz celeste que
siempre le conocí, tantos recuerdos a nuestras mentes. Escucharla y no tenerla,
aunque, quizás, nunca la hubiese amado, aprisionó mis sentimientos allá dentro,
donde dicen tenemos las lágrimas. Entonces, en una descabellada reacción de
última hora, decidí volverla a mi vida, regresar a su vida y que del mundo mi
libertad, por fin, se acabara. Un rato después caí en cuenta que ella estaba
muerta. Y ese día no era mi cumpleaños, era el de ella.</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Tenía un cuerpo voluptuoso, de
potranca en celo, piernas firmes y ojos negros como su pelo ondulado. Su boca
no me gustaba. O quizás sus ojos. Tenía esa dejadez en la mirada que parecía no
ver con firmeza, como si uno de los ojos se desviara nervioso hacia un lado
para esquivar las miradas fijas. Y su boca era grande, carnuda, con una lengua
gruesa y persistente que muchas veces se me metía viva más allá de la garganta
hasta hacerme ahogar, como la pata de un pulpo escrutando todo, tanteando lo
desconocido, estremecida por una pasión que parecía nuestro castigo. Era una
mujer hecha para el frenesí, para los desenfrenos del amor. Para el goloso
gusto.</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; tab-stops: 7.1pt 14.2pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>No recuerdo el momento exacto cuando nos
conocimos, mucho menos cuando terminamos enredados en esta angustia que fueron
nuestras pasiones. Lo que nunca olvidé fue la manera como se destrozaron todas
sus ilusiones. </span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; tab-stops: 14.2pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Desde la terraza de mi casa la miraba, al
otro lado de la plaza, cuando tendía la ropa que lavaba en la cerca y los
alambres. Hablaba a gritos, reía sola, cantaba. Y nuestras miradas se cruzaron.
Yo, embelesado por su locura, y ella demorando adrede el proceso de extender
ropa y sábanas viejas en los alambres y el cerco del patio de su casa,
cautivada por mis deseos, nacía la conexión. Un vínculo poderoso cayó sobre
nosotros. Los siguientes días fueron de locura. Ella absorbida por cantos de pájaros
en el aire y yo sentado en el sardinel de mi casa, viendo estrellas de día y
soles nocturnos. </span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Fueron los amores de los suspiros, de las miradas cautelosas, los
mensajes cifrados, los primeros amores que, por lo regular, no son buenos, pero
son inolvidables. Entonces buscamos la manera de vernos, encontrarnos,
hallarnos. Sólo fue una señal mía hacia un terreno baldío, desolado, con la
fronda de campana de un trupillo y algunos matojos diversos como alcahuetas de
nuestro secreto encuentro. Vibraban nuestros corazones, el alma quería escapar,
sudaban los pies y las manos, temblaron las estrellas y en la noche serena
sollozó mi guitarra cuando canté mi pena, callaron las arpas y en la serranía
los tiples lloraron por la pena mía. Allí estaba ella, entera, virginal, lista
para que el felino diese cuenta del cervatillo. Su mirada esquiva, blanca del
susto, con un vestido que se hacía gris en la noche oscura, ceñido a su cuerpo,
como delatando ocultas emociones, zapatillas que podrían ser del mismo color
del vestido, pero que ahora eran oscuros como los malos pensamientos. Mis
huesos, esponjados, se estremecieron junto a mis carnes. No pudimos decirnos
nada. Sólo mirarnos y temblar. </span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>De repente se había ido la felicidad de mi vida núbil, me encontré
pidiendo luz de luna en mis noches tristes de insomnio, bendita Rosa de mis encantos,
qué me pasa que me estoy muriendo sobre las tablas de mi cama vacía, era mi
grito desesperado ante la novedad. </span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; tab-stops: 14.2pt; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Adoptamos la estrategia de encontrarnos
todos los días a las nueve de la noche, en el mismo sitio de nuestra primera
vez. El trupillo alcahueta, los matojos, la oscuridad y la tenue silueta cuando
la luna delataba nuestra presencia. Nosotros, los de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>entonces, ya no somos los mismos, dijo el
poeta con deslumbrante lucidez, como vaticinando lo que ocurría entre ella y
yo.</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Fue como caer bajo la magia de una droga. Algo extraño se había posado
sobre nosotros dos. Ella ya no cantaba ni hablaba a gritos, pero la encontraba
en la cerca mirando hacía nuestros corazones, absorta de amor, enviándome
esquelitas de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>colores en agonizantes
suspiros, hasta que una noche de lluvia se rompió la magia.</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Esa noche la esperaba, tiritando en medio de un torrencial aguacero que
se desplomaba con rabia, como si la alberca del cielo se hubiera hecho trizas.
La esperé mucho más allá del tiempo en que muchas veces llegaba atrasada, pero
jamás llegó. Nunca más volvió. La busqué en la cerca, en la terraza de su casa,
en el silencio de la plaza, nada, se la tragó la tierra.</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Aun así, la seguí buscando, y esperando, por mucho tiempo. Fueron noches
oscuras, seguidas, donde serené mis ideales en espera de la figura gris de
sonámbula que atravesaba por los matojos, se aproximaba como un fantasma,
llegaba hasta mí más allá de los huesos. Su olor se había metido en mis poros y
nunca se apartó de allí. En los años siguientes la fui olvidando. La vida
empezó a absorber mi realidad y de ella sólo iba quedando un vago recuerdo, que
empezó a diluirse cuando me enteré que se había fugado con un errabundo de
muchas batallas que una mañana entró al pueblo, caminó las calles polvorientas,
se desmayó por el calor sobre los yerbajos secos de la plaza, quien dijo no
recordar de dónde venía ni mucho menos a dónde iba, pero que estaba seguro que
iba sin tropiezo, que en el gris de luto de esa tarde lo vieron ir de la mano
con ella, que también deseaba irse lejos, para el carajo, como en determinado
momento queremos irnos todos, cansada de morirse de amor por un iluso amor sin
alegres consecuencias.</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Sin embargo, a través de los años, había quedado algo así como una
espinita en el talón, una punzada que me martirizaba cuando hacía ciertos
movimientos en la gaveta de los recuerdos. En los momentos menos esperados se
me venían las reminiscencias, las imágenes borrosas, pero firmes, insistentes,
adheridas a mi mente como verrugas en la piel, que sólo se notan de vez en
cuando, de un amor que sin amor se fue. Era un deseo esporádico, pero
insistente, de volver a verla, saber qué habían hecho con su destino. ¿Habrá
derramado muchas lágrimas? Un familiar fallecido no se lloraría tanto como me
enteré que lo había hecho por mí. Sus noches de soledad, cuando le llegaba esa
parte que nos toca a todos, que es quedarnos solos con nosotros mismos, era para
entregarse al solaz recuerdo de una pasión que, de repente, fue truncada por la
impaciencia que no perdona desatinos.</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Yo no amaba nada en ella, es cierto. Si la hubiese amado la tendría
conmigo. Me hubiese entregado al entusiasmo de la aventura de llevármela, Por
ahí, como me propuso días antes de perderla. Temblaba y, en el silencio de la
oscuridad, cuando un yacabó suelta ese grito lastimero que es como el dolor del
dolor, que asusta en las madrugadas, sentí sus jipeos desconsolados, su pecho agitarse
estremecida por un pesar grande que pudiera estarle carcomiendo las entrañas,
pero que yo no entendía. Me negaba a entender. No era posible. Y me opuse,
temeroso, a la fantástica propuesta de perdernos por ahí. Sólo sentía que
estaríamos así, siempre, viéndonos a escondidas, robándonos suspiros, felices, adheridos
a algo que no tendría razón de ser porque…Yo no la amaba, es cierto.</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Aun así, intenté volverla a mi vida. Enfrentar el susto de la oposición
de mis padres y los de ella, volver a nuestras noches de ensueño, recoger los
retazos de nuestras vidas, pero el lugar era sólo un peladero sin vestigios
nuestros en ninguna parte. El trupillo alcahueta se había secado y parecía un
fantasma desolado en un rictus de dolor en sus ramas secas, como quedaría una
persona quemada con brea hirviendo, con un gesto impactante de sufrimiento. Su
casa estaba deshabitada, con las puertas abiertas, pero con signos de no
existir nadie dentro. Ni sus padres ni sus hermanos. La plaza reseca,
deshabitada. De mi casa sólo quedaba el costillar que aún no había logrado
derrumbarse.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Aterrado por el espanto de
ver cómo nos vamos consumiendo mientras creemos que vivimos, busqué a la gente
de mis recuerdos, la generación que se formó junto a mí, y no estaban. También
habían sido víctimas del tiempo inexorable, se fueron con los últimos alisios,
no quedaba sino nuevas cosas, nuevas flores, nuevos sentimientos, nuevas ilusiones
que, igual, se irían sin restricciones. Se los lleva un fantasma invisible y
burlón, el mismo que, muchas veces, despelucaba a Rosa, Pareces un pajarraco,
le decía, riendo, mientras esa brisa quería arrastrarla, llevársela, como finalmente
lo hizo.</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Entonces lo supe. Supe que había muerto esperándome, envejecida de amor,
sufriendo un destino que no era el de ella. La encontraron desnuda, suspendida
del cuello, con sus gruesos y lujuriosos labios de amor contraídos en un rictus
de dolor y pena silenciosa. Nunca se supo si ella misma lo hizo o si fue
asesinada luego de llamarme el día de su cumpleaños.</span><span face="Arial, sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;">arizacastroluis@gmail.com</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;">Imagen de: </span><span style="text-align: left;"><span face="Arial, sans-serif">https://www.pinterest.com.mx/navarrete63/bajo-la-lluvia/</span></span></p>Luis Ariza Castrohttp://www.blogger.com/profile/15825087057699155469noreply@blogger.com0